|  Mucho antes de que Los Beatles revolucionaran Nueva York tocando un concierto en la azotea de un edificio, antes de que las actuales estrellas de la magia acapararan portadas y especiales de televisión por cable, y antes de que el marketing y el Internet tuvieran el poder de transformar a cantantes de dudoso talento en ídolos multitudinarios, hubo un hombre que fue capaz de estremecer al público de tres continentes, congregando a miles de seguidores en sus shows en teatros o en desafíos al aire libre con sus actos de escapismo que retaban a la muerte…
Harry Houdini es de esas pocas estrellas del mundo del espectáculo que puede definirse como un verdadero mito.
No sólo porque Houdini, el artista, eclipsó completamente
la figura y la vida del húngaro Ehrich Weiss, su verdadera
identidad, sino porque él mismo se encargó de tejer
una serie de historias fantásticas acerca de sus habilidades
y logros, haciendo muy difícil poder determinar cuáles
de las situaciones que ocurrieron fueron reales y cuáles
fueron exageradas por él. Posteriormente se sumó a
este hecho lo realizado por las versiones cinematográficas
de su vida y otros medios, como las novelas y los comics.
 Mito porque su fama lo volvió una figura respetada en todo el mundo y se transformó en un icono de la cultura popular. El hijo de inmigrantes al que nada en el mundo podía mantener cautivo, que se codeaba con la realeza y que se enfrentaba con los falsos espiritistas para probarles a todos que si había una forma de volver de la muerte, él la encontraría.
Después de todo, su nombre sigue siendo el sinónimo por excelencia del arte de la magia, aún después de más de 80 años de su fallecimiento. Y como buen maestro de la ilusión, incluso su muerte no fue como el común de la gente cree…
Acompáñenos en este viaje por descubrir los elementos que conforman la vida, obra y muerte (con su posible resurrección posterior) de este genio del espectáculo y que aún tiene uno que otro truco bajo la manga.
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